miércoles, 5 de mayo de 2010
San Juan Bosco
Eugenio María de Hostos
Residió en la República Dominicana y en Chile donde implantó una nueva pedagogía dirigida a formar seres humanos completos capaces de construir en nuestros países sociedades libres. Hostos fundó la Sociología latinoamericana. Se aplicó desde la adolescencia a un continuo autoexamen de su conciencia y sus pasiones del que son frutos sus notables diarios y sus novelas de juventud. Además, su "Tratado moral", del cual forma parte su conocida "Moral social", lo señalan como el moralista de mayor altura en el siglo XIX. Fue profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile.
El reinicio de la guerra por la independencia que inició Martí en Cuba en el 1895 coloca a Hostos nuevamente en campaña. Se enamoro de Lola. Volvió a Puerto Rico en 1898, a propósito de la Guerra Hispano-Estadounidense. Participó activamente, junto a Henna y Zeno Gandía, en la Comisión de Puerto Rico que ventiló ante el Presidente Mckinley, sus secretarios y el Congreso federal los intereses y necesidades de Puerto Rico. Fundó además la Liga de Patriotas con la esperanza de educar al pueblo puertorriqueño sobre sus nuevos derechos bajo la Constitución federal norteamericana, particularmente el derecho a reclamar un plebiscito. Pero su esperanza de un Puerto Rico independiente se esfumó cuando el gobierno estadounidense decidió, con la ley Foraker de 1900, convertir la isla en una colonia.
domingo, 18 de abril de 2010
Biografía De Santo Domingo Sabio
Desde muy pequeño le agradaba mucho ayudar en la Santa Misa como acólito, y cuando llegaba al templo muy de mañana y encontraba la puerta cerrada, se quedaba allí de rodillas adorando a Jesús Eucaristía, mientras llegaba el sacristán.
El día anterior a su primera confesión fue a donde su mamá y le pidió perdón por todos los disgustos que le había proporcionado con sus defectos infantiles. El día de su primera comunión redactó el famoso propósito que dice: "Prefiero morir antes que pecar".
A los 12 años se encontró por primera vez con San Juan Bosco y le pidió que lo admitiera gratuitamente en el colegio que el santo tenía para niños pobres. Don Bosco para probar que tan buena memoria tenía, le dio un libro y le dijo que se aprendiera un capítulo. Poco tiempo después llegó Domingo Savio, le recitó de memoria todo aquel capítulo y fue aceptado. Al recibir tan bella noticia le dijo a su gran educador: "Ud. será el sastre. Yo seré el paño. Y haremos un buen traje de santidad para obsequiárselo a Nuestro Señor". Esto se cumplió admirablemente.
Un día le dijo a su santo confesor que cuando iba a bañarse a un pozo en especial, allá escuchaba malas conversaciones. El sacerdote le dijo que no podía volver a bañarse ahí. Domingo obedeció aunque esto le costaba un gran sacrificio, pues hacía mucho calor y en su casa no había baño de ducha. San Juan Bosco añade al narrar este hecho: "Si este jovencito hubiera seguido yendo a aquel sitio no habría llegado a ser santo". Pero la obediencia lo salvó.
Cierto día dos compañeros se desafiaron a pelear a pedradas. Domingo Savio trató de apaciguarlos pero no le fue posible. Cuando los dos peleadores estaban listos para lanzarse las primeras piedras, Domingo se interpuso en medio de los dos con un crucifijo en las manos y les dijo: "Antes de lanzarse las pedradas digan: Jesús murió perdonando a los que lo crucificaron y yo no quiero perdonar a los que me ofenden". Los dos enemigos se dieron la mano e hicieron las paces. Por muchos años ellos recordarían con admiración este modo de obrar de su amigo.
Por tres años se ganó el Premio de Compañerismo, por votación popular entre 800 alumnos. Los compañeros se admiraban de verlo siempre tan alegre, tan amable, y tan servicial con todos; ellos recordarían lo que él les repetía: "Nosotros demostramos la santidad, estando siempre alegres".
Con los mejores alumnos del colegio fundó una asociación llamada "Compañía de la Inmaculada" para animarse unos a otros a cumplir mejor sus deberes y a dedicarse con más fervor al apostolado. Llama la atención que de los 18 jóvenes con los cuales dos años después fundó San Juan Bosco la Comunidad Salesiana, 11 eran de la asociación fundada por Domingo Savio.
Un día, al corregir a un joven que decía malas palabras, este le dio un bofetón. Domingo se enrojeció y le dijo: "Te podía pegar yo también porque tengo más fuerza que tú. Pero te perdono, con tal de que no vuelvas a decir lo que no conviene decir". El otro se corrigió y en adelante fue su amigo.
En otra ocasión hubo un grave desorden en clase. Domingo no participó en él, pero al llegar el profesor, los alumnos más indisciplinados le echaron la culpa de todo. El profesor lo regañó fuertemente y lo castigó, pero Domingo no dijo nada. Al enterarse despues de la verdad, el profesor le preguntó por qué no se había defendido y él respondió: "Es que Nuestro Señor tampoco se defendió cuando lo acusaron injustamente. Además a los promotores del desorden sí los podían expulsar si sabían que eran ellos, porque ya han cometido faltas. En cambio a mí, como era la primera falta que me castigaban, podía estar seguro de que no me expulsarían". Muchos años después el profesor y los alumnos recordaban todavía con admiración tanta fortaleza en un niño de salud tan débil.
La madre de San Juan Bosco, mamá Margarita, le decía un día a su hijo: "Entre tus alumnos tienes muchos que son maravillosamente buenos. Pero ninguno iguala en virtud y en santidad a Domingo Savio. Nadie tan alegre y tan piadoso como él, y ninguno tan dispuesto siempre a ayudar a todos y en todo".
San Juan Bosco era el santo de la alegría. Nadie lo veía triste jamás a pesar de su salud deficiente y sus grandes problemas. Un día los alumnos lo vieron extraordinariamente serio. ¿Qué pasaba? se alejaba de su colegio el más amado y santo de todos sus alumnos: Domingo Savio. Los médicos habían dicho que estaba tosiendo demasiado y que se encontraba demasiado débil para seguir estudiando, le recomendaron regresar a su pueblo para descansar por unas semanas.
Cada mes, en el Retiro Mensual del colegio se rezaba un Padrenuestro por aquel que habría de morir primero. Domingo les dijo a los compañeros: "el Padrenuestro de este mes será por mí". Nadie se imaginaba que iba a ser así, y así fue. Cuando Domingo se despidió de su santo educador que en sólo tres años de bachillerato lo había llevado a tan grande santidad, los alumnos que lo rodeaban comentaban: "Miren, parece que Don Bosco va a llorar". - Casi que se podía repetir aquel día lo que la gente decía de Jesús y un amigo suyo: "¡Mirad, cómo lo amaba!".
Domingo Savio estaba preparado para partir hacia la eternidad. Los médicos y especialistas que San Juan Bosco contrató para que lo examinaran comentaban: "El alma de este muchacho tiene unos deseos tan grandes de irse a donde Dios, que el débil cuerpo ya no es capaz de contenerla más. Este jovencito muere de amor, de amor a Dios".
El 9 de marzo de 1857 cuando estaba próximo a cumplir 15 años de edad, y cursaba 8º de bachillerato, Domingo, después de confesarse, comulgar y recibir la Unción de los enfermos, sintió que se iba hacia la eternidad. Llamó a su padre para que le rezara oraciones del devocionario junto a su cama. A eso de las 9 de la noche exclamó: "Papá, papá, qué cosas tan hermosas veo" y con una sonrisa angelical expiró dulcemente.
El 12 de junio de 1954 fue canonizado por el Papa Pío XII.
Biografía De Juana Saltitopa
Juana Trinidad, mejor conocida como Juana Saltitopa o La Coronela (Jamo, c. 1815 † Santiago de los Caballeros, 1860) fue una luchadora dominicana, teniendo una destacada participación en la Batalla del 30 de marzo de 1844.Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento.
Juana Trinidad, al contrario de su hermana Mercedes, era una muchacha extrovertida, llena de energía, a quien le gustaba trepar en los árboles y saltar de rama en rama. Por eso se ganó el nombre de “Saltitopa”. Se le conocía como una persona ruda en sus gestos y acciones.
Dado su carácter liberal e independiente, Juana se decide a participar en los conflictos por la independencia de la República Dominicana. Iniciada la Batalla del 30 de marzo de 1844 en Santiago de los Caballeros, se ve a Juana involucrada en la contienda junto a los combatientes independentistas dominicanos.
Arriesgó varias veces su vida yendo al río por agua para las necesidades de las tropas dominicanas y para refrescar los cañones. A su vez atendía a los heridos y alentaba a los combatientes que se acobardaban, estimulándoles a la lucha. Al asumir tales riesgos y por su valentía, Juana se ganó otro apodo: “La Coronela”.
En 1860, Juana fue asesinada en combate camino a Santiago, dejando como legado a la República Dominicana una llama de heroísmo femenino, su ejemplo, encarnado en las batallas por la independencia del país caribeño.
jueves, 15 de abril de 2010
Datos Biográficos De Fernando Teruel
Biografía Del Padre Francisco Fantino Falco
El 26 de Mayo de 1867 a las dos de la mañana nace Giovanni Francisco Fantino Falco en Borgo San Dalmazzo Italia. Así consta en el Acta de Nacimiento. Eran sus padres Francesco Fantino y Clara Falco, los cuales formaban un modesto matrimonio. Según su mismo testimonio, fue bautizado en la tarde del mismo día de su nacimiento en la Iglesia de su pueblo, lo que nos hace entender que era de una familia con gran temor de Dios.
Dedicó su vida al servicio en nuestra ciudad de La Vega, Jarabacoa, Constanza, San Pedro de Macorís y Montecristi, pero especialmente en el Santo Cerro, donde hoy reposan sus restos, después de su muerte acaecida el 4 de julio de 1939 y en donde se erigió un monumento en su memoria.
A los once años recibió la confirmación el primero de Octubre de 1878. En el 1884 termina la escuela elemental y luego ingresa en el Seminario Episcopal de Cuneo. A los 17 anos termina la secundaria, completando después sus dos anos de Filosofía. A los 24 anos, el 19 de Julio de 1891 y con un certificado de buena conducta del Seminario de Cuneo, es admitido en el noviciado de los Padres Paules de Chieri, Turín.
El 4 de julio del 2008 se cumplieron 69 años del fallecimiento de Francisco Fantino y Falco (el padre Fantino), ocurrida un 4 de julio del 1939, a la una de la mañana en el Hospital San Antonio, de la ciudad de San Pedro de Macorís, a donde fue llevado por razón de su deplorable estado de salud ese martes, se durmió en el regazo del Señor aquel que jamás se cansó de servirle, quien fue por amor a Jesucristo, fidelísimo sacerdote de la caridad y la verdad duerme en beatífico sueño profundos e inescrutables secretos de la Providencia, en el lugar que le ofreció albergue al llegar a nuestras playas. Es ese mismo fue a buscar refugio a la hora de la muerte.Con tal motivo hemos querido rendir un homenaje de recordación a un esclarecido sacerdote, educador y filántropo quién tanto deben, La Vega, el Cibao y la República Dominicana, un tributo de admiración a su sacrosanta figura. El padre Fantino, llego a la República Dominicana, desde la Isla de Curazao, el 8 de noviembre del 1899, en la goleta Holandesa, Leonor.Según relata, François F. Sevez, en su obra Bosquejo Biográfico del Padre Fantino, (imprenta el Progreso, la Vega, 1941), la noticia conmovió de uno a otro lado la República. Los padres Capuchinos de SPM, ofrecieron una misa de cuerpo presente y luego su cadáver fue conducido a la ciudad Trujillo (hoy Santo Domingo) una ambulancia del ejército Nacional.Una vez allí, frente a la Basílica Santa María la menor, le fue oficiado responso por el Arzobispo Monseñor Luís A. de Mena, con la presencia de una gran concurrencia.